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jueves, 29 de diciembre de 2022

José Mari Iparraguirre autor junto a Altuna del Gernikako Arbola.

 A JOSE MARI IPARRAGIRRE


- ¿José Mari, donde has dejado las ovejas?
-Las he dejado con sus fueros esperanzados: el pasto verde. Al goce de su albedrío ¡Hasta las ovejas deben de disponer de libertad, sin apriscos!
-¿José Mari, como te inspiraste en la letra y la música del Gernikako Arbola?
-Mire al viejo roble, me cobije a su sombra, miré al cielo celeste y despejado y me impregné de su alma; capté el éter de su savia y al cobijo del árbol sentí voces antiguas, ahora muertas: llenas de vida eterna. Se fueron formando enfrente de mi vista, las notas mágicas interpretadas por bates, bardos, trovadores, romanceros, bertsolaris y Altuna al piano en coro, las voces melodiosas de todos mis ancestros: de sus derechos y libertades, recobraban fuerza.
Y sus fueros, nuestros fueros, en letras de oro bruñido resplandecían cómo los espejos al sol. Y un viento de fronda movía las hojas del viejo roble. Y los reyes de Castilla de rodillas, jurando las leyes viejas: comprometiéndose a su fiel acatamiento.
- ¿José Mari porqué amas tanto la libertad y tu tierra como si estuvieseis ambos enraizados intrínsecamente lo uno con él otro, eres acaso un hombre árbol?
- Tú lo has dicho, soy un pastor, un trovador: soy un juglar y errante con mi guitarra a pesar de no ser este un instrumento musical autóctono. Arranco notas al viento norte. Y de armonías se llena la caja acústica de mi guitarra. Porque al fin y al cabo, mi guitarra está hecha de árbol, de sonido y de viento. Y yo, me hinco al igual que las raíces en lo telúrico con los pies desnudos y quedándome mudo hasta que la musa “Maritxu” haga su trabajo: “La poesía es embrujo del alma”.
Soy errante, porque estoy hecho de tierra, agua y viento. Y me quedo sentado en la calavera de vaca que está junto a mí casa, desafiando a la muerte. En esta tierra Argentina, componemos lo mismo los vivos que los muertos. ¡Sólo sé que soy un roble que muero! Al compás de las notas del piano de ALTUNA, para renacer con las generaciones que entonan con el GERNIKAKO ARBOLA.

Autor: Antonio Valcárcel.
Poeta.