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viernes, 21 de octubre de 2022

Juan de Guadalupe, médico Judío de los Reyes Católicos.

 

Médico de Origen Judío Juan de Guadalupe

lunes, 27 de febrero de 2006
El Médico de origen Judío Juan de Guadalupe, Natural de la Aljama de Castro de Caldela (Ourense), Médico de los Reyes Católicos

Desde Hipócrates de Cos (460 a.c.), y su código deontológico que sentenciaba con una de sus reglas: “No realizarás la operación de la piedra y la dejarás en manos expertas.” Con el antiguo Egipto nos llegan noticias de la litiasis de oxalato cálcico y estrumita, a tenor de los cálculos renales (piedras) hallados en el interior de las osamentas de las momias. Indicándonos de que ésta enfermedad ha amenazado y enfermado a la humanidad desde tiempos arcaicos. Y quizás incluso antes, los tratamientos sometidos a reacciones químicas por medio de plantas medicinales, y otros procedimientos como el carbono procedentes de las cenizas de algunos animales que eran utilizadas por los físicos españoles: Juan de Guadalupe, Julián Gutiérrez, Gabriel Álvarez Abarca, etc. Quizás producían cambios en el PH de la orina y por tanto actuaban de disolventes de los alcalinos térreos, eliminando por ende los cálculos renales responsables del mal de Yjada (Litiasis Vesical), era cosa común en la época. Pero el primer Litotomiota conocido, Amonios de Alejandría año 247 a.c. utilizaba remedios análogos. Y en el siglo Xunmédico árabe llamado Avulcasis realizó la primera litotricia endoscópica “ciega” mediante la introducción en la vejiga de un aparato llamado “mashaba rebilia” que fragmentaba la litiasis en su interior. En sus textos encontramos las descripciones completas del instrumental necesario para realizar esta intervención así como la talla vesical. Este autor fue el primero en documentar la talla vesical en mujeres (cosa excepcional en el contexto de la sociedad árabe medieval)

Sea por tanto una de las patologías más antiguas que se conocen. Los galenos antiguos hasta llegar a los modernos métodos que aporta la Urología actual ha llovido a raudales y aunque los avances constatados desde los aciagos tiempos, su metodología por erradicar el mal a tenor de la avances científicos. Quizás no hallan diferido tanto, a la sola excepción de los últimos adelantos como son la Litotricia extracorpórea por ondas de choque, que aportan técnicas acordes al desarrollo y avance actual de la ciencia, no han sido tantas las opciones terapéuticas.

Pero, no pretendo realizar un articulo o ensayo acerca de la Urología de la cual se me escapan muchos y grandes aspecto, por se un profano en la materia. No en balde, y por haber sido galardonado con la Medalla de Bronce en el Salón Internacional de Inventores de Ginebra: Sector Médico, sin ser licenciado en medicina. Y por tener parte de culpa de este artículo el Dr. David Simón Lorda, Médico Psiquiatra (Director Provincial del SERGAS), con el cual tuve el honor de conocer a través de la “red de redes” (Internet), y aportarle algunos datos referentes a los médicos judío/conversos de la provincia de Orense. Que sin duda, este artículo le aportará algunos datos para su próxima obra.

Sólo soy una mente inquieta que busca la verdad, a la que le gusta la investigación de ciertas ciencias. Y por tal aportación dentro de la Urología y concretamente de la Andrológica, por lo que a mí respecta en cuanto a la invención de un dispositivo que actúa sobre el sistema corporovenoso oclusivo del pene y que no viene al caso reseñar, al menos por el momento. Ya que la atención del artículo la debo de centrar y con objeto de ampliar datos históricos en torno a la figura del Dr. Juan Guadalupe siglo XV, quizás uno de los sabios más importantes que Galicia haya dado al mundo de la ciencia médica y que hasta ahora se desconocían de la dimensión de gran científico y autor de una magnífica obra, que rellena una laguna importante en su biografía. Por tanto, entre yo y él Dr. Guadalupe nos une la nación gallega y el enredo por mi parte de investigar en cosas análogas.

El Fray José-Santiago Crespo del Pozo, O. de M. Realiza un estudio genealógico amplio de los famosos galenos orensanos cuyo padres y hermanos: GUADALUPE y que aún quedan datos somnolientos en los archivos por descubrir. El erudito padre Crespo del Pozo hace un breve reseña en cuanto a la figura del progenitor de esta ilustre saga de médicos Orensanos de Castro de Caldelas: Juan de Guadalupe y que ahora en este breve trabajo de investigación aporto datos de gran interés encendiendo algunas luces que hasta el momento han permanecido apagadas. Debido a la ingente cantidad documental en general, y escasa en particular, entorno a los Guadalupe, entre otras cosas; la dificultad de seguimiento de la investigación de algunos de estos miembros de tan ilustre familia. Debidos a los cambios de identidad que realizaban por diversas causas, entre ellas la persecución. He intentado concatenar algunos datos en el árbol genealógico, aspectos que hasta la fecha, han permanecido en el sueño de Morfeo, por tanto será una ampliación breve, pero importante, que amplia el estudio genealógico hasta ahora realizado por unos y otros investigadores.

Juan de Guadalupe obtuvo el Título Nombramiento de Alcalde Examinador Mayor de Físicos de todos los físicos, cirujanos, boticarios, especieros, herbolarios y de los enfermos de lepra de San Lázaro del Reino de Castilla y León el día 22-12-1474 (ES.47161. AGS/31.1.1.667// RGS,1454/ 1475-1,19)

Sabemos a tenor de la documentación encontrada en el Archivo General de Simancas con el Código de Referencia: RGS,149004,103 un Título para que el adelantado Pareja, y sus hijos, paguen a maestre Juan de Guadalupe, físico de SS.AA. Y a la mujer e hijos de Gonzalo Sánchez de Guadalupe, su hermano, cierta cuantía que debe por un contrato.

Se abre y derivado de este documento, que el apellido de Guadalupe iba antepuesto del apellido Sánchez.

Juan de Guadalupe estuvo casado con Inés González, a la luz de otro documento de fecha del 15-05-1498, hallado en el Archivo General de Simancas. Que se trata de una reclamación derivada de fe testamental (herencia de Juan de Guadalupe), ante el corregidor y escribano de Segovia. Que les toca por herencia entre sus dos hijos y cinco hijas que hubo de su matrimonio a petición del Dr. Julián Gutiérrez de Toledo físico de SS.AA, alcalde mayor y examinador de los físicos y cirujanos del reino. Al parecer la reclamación corresponde a los derechos de autor de la obra atribuida injustamente al Dr. Julián Gutiérrez de Toledo. Que al parecer deriva de una reclamación que efectúa la viuda de Dr. Guadalupe y que le reclama los derechos de la obra titulada: “CURA DE LA PIEDRA E DOLOR DE E YJADA E COLICO RENAL.”

Debemos de entender que estamos ante un pleito por apropiación indebida por los derechos de autor que corresponden en parte o total a su autor: Dr. JUAN DE GUADALUPE, y quizás las demás obras o tratados de medicina que son atribuidas al Dr. Julián Gutiérrez de Toledo sean del mismo autor orensano, es decir del Dr. Guadalupe. Y lo único que hizo el Dr. Gutiérrez de Toledo fue encontrar en la Corte los tratados que la viuda reclama como parte de la herencia de Juan de Guadalupe. El Dr. Gutiérrez de Toledo como dato anecdótico concluyo toda la obra que se le atribuye durante los dos a cinco años después de la muerte de él Dr. Guadalupe.

Hoy en día los colegios de médicos de urología atribuyen erróneamente a un autor que en el mejor de los casos la única relación con Guadalupe sea que ocupó la plaza de titular como de físico de SS.AA algunos años después de la muerte del Dr. Juan de Guadalupe. Y que el Dr. Gutiérrez, simplemente la relación era debida a que fue examinado o alumno del el Alcalde Mayor de los Físicos del Reino de Castilla y León Dr. Guadalupe. Y aquellos libros polvorientos que ocupaban los estantes de la biblioteca de la Corte fueron robados y al ser descubierto a tenor de las pruebas documentales fueron objeto de reclamación de la viuda del autor.

¿Quién era el Dr. Julián Gutiérrez de Toledo?
Nació en Toledo en la segunda mitad del siglo XV. Estudió y se graduó en Medicina en la Universidad menor de la misma ciudad, donde alcanzó gran prestigio como médico. Fue Alcalde examinador de la Corona para la inspección de las farmacias y conceder el ejercicio a los médicos. Más tarde, miembro del Protomedicato. Por su valía fue nombrado médico de cámara de los Reyes Católicos, acompañándolos en sus viajes y asistiendo en sus últimas horas a la reina Isabel. Debió fallecer hacia 1520.

Escribió tres libros: De potu lapidis preservatione. Toledo 1494; De computatione dierum criticorum, Toledo, 1495 y Cura de la piedra y dolor de la Yjada o/y cólica renal, Toledo, 1498, obra esta última de la que ya ha cumplido el 5° centenario de su publicación y es la primera monografía urológica escrita en lengua vernácula en la historia de la Medicina. Por su valor científico y su carácter recopilatorio y novedoso, le han hecho acreedor a ser considerado uno de los diez mejores textos de la Medicina europea por el Historical Committee of the European Association of Urology.

Julián Gutiérrez, aun llegado el año de 1498 estaba sin publicar el tratado “Cura de la piedra y dolor del Yjada y/o cólico renal.” Esta obra se divide en 5 tomos que tratan desde la prevención de las litiasis hasta el tratamiento de las mismas. Describe las causas de la litiasis en base a la teoría de los humores así como las trece causas de mal y veinticinco de buen pronóstico del mal de la piedra. En cuanto a la prevención, documentó 16 preceptos dietéticos básicos, así como evitar los accidentes del alma (furor, tristeza, exceso de trabajo, exceso de sexo. También hace referencia al tratamiento del dolor de cólico utilizando hierbas como el opio o el beleño, o tratamientos para disolver las piedras (cenizas de escorpión o de liebre degollada, vísceras de cabrón picado etc.).

Como se vera toda la obra del Dr. Julián Gutierrez de Toledo fue publicada de forma rápida un año o dos después de la muerte de Dr. Juan de Guadalupe que debió de fallecer en el año 1493 ó 1494, y en el año 1494 le sustituye en la plaza de Titular Merced del Oficio de Alcalde Examinador Mayor de los Físicos, Cirujanos, Boticarios, Ensalmadores, Herbolarios y Especieros, y de los enfermos de lepra de San Lázaro por el Dr. Gabriel Álvarez Abarca, físico, catedrático de prima en el estudio de Salamanca, en lugar del Dr. Juan de Guadalupe, físico de SS.AA. Y la reclamación de la viuda se efectúa como he dicho en Segovia en el año de 1498.

Existen pruebas suficientes como para esclarecer que estamos ante otra apropiación indebida de un científico que se atribuye como propio algo que no le corresponde. Por tanto vuelvo a exhortar a las autoridades gallegas a que defiendan la figura y dignidad del Dr. Juan De Guadalupe como autor de las obras médico científicas que se le atribuyen erróneamente al Dr. Julián Gutiérrez de Toledo. Siendo su autor el orensano Dr. Juan de Guadalupe padre a su vez de los otros dos protomédicos: Dr. Antonio López de Guadalupe y el también Dr. Paulo de Santa Cruz que también adopto el nombre de Alonso de Miranda que obtuvo la dignidad de Capellán Real.

Del estudio del Fraile José Santiago del Pozo se observan algunos cambios por ejemplo:
Consta como esposa del Dr. Juan de Guadalupe Doña María de Almeida y es de indicar que se trata de la misma Doña Inés González pues en su testamento no hace mención a segundas nupcias. En la familias judío/conversas los cambios de nombres solían ser muy frecuentes, con objeto de eludir la acción del Santo Oficio de la Inquisición. La familia Guadalupe es posible que tuviesen algunos problemas con el Santo Oficio, hasta que consiguieron los privilegios y dignidades que les otorgaron por los méritos alcanzados y reconocidos por Carlos V que los hizo nobles con carta de Privilegio de Ejecutoria y Nobleza.

Fray José Crepo del Pozo en sus notas genealógicas de esta familia dice:
Guadalupe: Notabilísima familia Orensana, de la que procedieron famosos médicos de los Reyes Católicos, del Emperador D. Carlos V y del pontífice Adriano. Pasados del judaísmo a la fe Católica, recibieron numerosos honores y dignidades del Emperador en el mismo día de su coronación como tal en la ciudad de Bolonia, elevándolo al rango de nobles y dándoles blasón heráldico, así a ellos como a sus descendientes, como tendremos ocasión de ver. Procedentes de la Villa de Castro Caldelas, pasaron a Cúrense, donde fueron dueños de la casa nº 1 del Instituto (hoy de Lamas Carvajal), en la cual parece haber morado el célebre Díaz Cadórniga. Tuvieron casa también en Regueirofozado, antes de llegar a Rairo (en las inmediaciones de Ourense), que luego pasó a los marqueses de Leis, por lo que en el Archivo de estos se conservan tantos papeles de los de dicho linaje de los Guadalupe, con buena parte de los cuales se ha podido reconstruir la genealogía de esta tan notable como desconocida familia gallega. Tuvieron enterramiento en la Iglesia conventual de San Francisco, de Ourense, aunque otros se hicieron enterrar en la de Santo Domingo, como veremos.

Por un escudo de alianza, cuyo dibujo se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Ourense, se advierte con toda claridad que los GUADALUPE emparentaron con los Novoa, Cadórniga y los Puga, de tanto arraigo y abolengo en la ciudad y Provincia de Ourense. La de San Francisco era la de la Veracruz.

*Fuentes consultadas: Archivo General de Simancas, Historia de Galicia tomo XXI, Historia de la Urología Fundación Puigver.
Valcárcel Domínguez, Antonio
Valcárcel Domínguez, Antonio

miércoles, 12 de octubre de 2022

Taller de Escritura Creativa con Carmen y Gervasio Posadas.

 HOME/RELATOS DE ALUMNOS

AÑORANZAS – Antonio Valcarcel

Por Antonio Valcárcel

Me llamo Juan Quiroga y tengo 37 años y ya me siento cansado de tanto andar por el monte; en busca del ganado que muchas veces pastando se meten en otras zonas que son competencia del Monasterio de Samos. Y aunque los monjes siempre fueron los feudales de la aldea, ésta estaba donada a mi antepasado D. Juan Valcárcel Teixeira que ejercía de Señor Jurisdiccional de esta terras. Y aún les incordia tales comportamientos del ganado. Soy nacido en Lugo, de la montañas altas de los Ancares las cuales dividen Galicia de León. La tierra aquí es pobre y difícil de cultivar debido a su orografía. Unos seis jóvenes de mi aldea emigraron al norte: (País de los Vascos). Los vascos falan otro idioma: donde hay grandes ferrería y fábrica que transforman el mineral de pirita en hierro sacado de sus muchas minas de hierro.

Ayer recibí una carta de Joaquín Armesto: qué me dice que ha hablado con el capataz de minas y me reserva un puesto de caballista de arrastre de vagonetas –que circulan por un rail llenas de piedras de hierro– que luego en unos altos hornos las funden y sacan coladas de lingotes de hierro. Toda la noche la he pasado soñando en esa nueva tierra que Joaquín me describe – debo de decir que no soy letrado- por tanto la carta me la leyó el señor cura. Y aunque me entristece dejar ni aldea creo que comenzaré a preparar mis cosas -que son pocas- e iré a traballar a aquelas terras. Y una frase se imprime en mi mente: (Tristes son los tiempos pretéritos cuyos recuerdos hieren el alma). Cuando desde la óptica y la memoria de un  hombre que ha pasado toda su vida cultivando a terras y cuidando de los ganados. Trato ahora de evocar desde la perspectiva de un hombre que deja a su padre y madre ya ancianos, con mi hermano Antonio de dieciocho años.

Con la experiencia que brida la edad y con los riñones cansados y el alma lleno de morriña.

Al rebuscar en los recovecos de la memoria invocando al subconsciente para que afloren los recuerdos que quedaron gravados a fuego en algún lugar de la mente. Y como un montón de arcilla húmeda intento moldear a los personajes de aquél pasado y van tomando forma dentro de la creación que mis manos y dejaran huella incluso en las pedras como os canteiros.

Desconozco obviamente a los personajes que encontraré. Y en mi mente los voy dotados de cuerpo, mente y alma: debo de darles vida, investirles de personalidad, con perfiles físicos y psicológicos, traerlos de nuevo a la vida; una vida que sin duda será calamitosa, pues en las minas mueren los mineros de enfermedades y accidentes diversos: las pegas que explosionan a destiempo haciendo volar grandes piedras de vetas de hierro.

Cuando de niño, en aquella pequeña Aldea del Pueblo de de Lugo de nombre Teixeira, lugar que quiso Dios en el que yo naciera: entre naturaleza viva, calizas pétreas para firme edificación, vetas de hierro, terrazas ganadas a la montaña y convertidas en pequeños huertos; el ruido de los cencerros, el soplo del viento golpeando en la contraventana y sobre todo el ulular del aire. Creando una sinfonía de flauta de pastor: los pastores nos improvisamos varios instrumentos musicales y con un poco de oído componemos esa melodía de la naturaleza. Surcaba su melodía por los sotos, prados y macizos rocosos llenos de venas de pirita. Y al llegar a la misma cresta del Pico del Poio se rasgaba en sonidos con tonos agudos ¡Que mejores maestros necesito para emprender esta próxima aventura y otros montes?

Recuerdo a los zorros que mi abuela llamaba raposos –sigilosos asaltaban el gallinero– dejando a las cobardes gallinas desangradas, con un halito de vida convulsionante, hasta abandonar el latido vital. Todo eso lo observaba y me sirvió para cuando en la edad de adulto se requiere competir, observase a los hombres zorros y los tratase con cierta precaución. También conocí a los hombres pastor, con su zurrón en bandolera y apacentando a los rebaños. Por los hombres pastor siempre sentí simpatía y empatía. Los hombres que se convertía en topos, estos eran los mineros, que tras arrebatar las vetas exteriores se adentraban en un laberinto de subterráneos hasta perderse de la luz del día. Estos hombres mineros me producían miedo; porque son llamados a los cambios y revoluciones y no lo digo desde la mentalidad conservadora: los mineros manejan elementos diversos que se interrelacionaban para conseguir unos objetivos: el mineral y alcanzar el pan.

 

Después el minero tras una larga explotación laboral cercana a los tiempos no tan remotos de la esclavitud, supo que lo más prioritario por lo que se debe luchar es por conseguir la dignidad. Sabiendo que no existe la libertad cuando la tiranía, la especulación y la explotación cabalgan juntas.

 

Cuando supe que mis abuelos, padre y tíos formaban parte de esta etnia de esclavitud comencé a sentir al minero como algo propio, lleno de sentimientos de afinidad por la grey minera. Algo que supe con el tiempo que se trataba de solidaridad. Conocí a las mujeres que lavaban las ropas en el lavadero comunal, el agua de manantial brotaba de un caño de agua subterránea pura y cristalina: remojaban y aclaraban sus ropas con jabones hechos en casa con sosa, aceite requemado, lejía u sosa, así los fabricaban.

 

Por tanto tuve a los mejores maestros y preceptores que me enseñaron e influyeron a la vez, forjándome de un carácter peculiar.

A mil doscientos metros de altitud se encontraba mi Aldea construida por gallego desde tiempos inmemoriales que dejaron de labrar sus tierras en muchas ocasiones para ser llamados a las diversas guerras simplemente por ser hidalgos y encima pobres. Tras de sí dejaron de cuidar sus ganados para transformarse en soldados algunos alcanzaron el grado de capitanes y mariscales de campo.

Los recuerdos que fueron felices, los menos, y traumáticos los otros; pero no por ello quiero arrinconarlos y dejar que la vida en este caso la mía, haya sido de modo alguno un sendero adornado de rosas. Si he de decir, que aquella etapa de mi vida o tramo del camino iba andando con los pies descalzos y las rosas dotadas de espinas alfombraban el derrotero –dejándome mis pies lacerados– al igual que mil agujas de hospitales. No es de extrañar que el olor a rosas me recuerde a los algodones impregnados de alcohol.

El hombre en su afán de perpetuarse de forma consciente o inconscientemente pretende que su vida deje un poso de eternidad, una marca, una huella imperecedera, para cuando él ya no esté, otros puedan recorrer su camino y vivirlos a través de su experiencia. Así sentirá que la baldía vida valió las penas y algunas alegrías. Mientras tanto anestesiar la soledad del hombre y su sentimiento efímero de una realidad que dura tanto como los días de la mariposa. La soledad está cargada de seres queridos que acabaron sus días junto a nosotros. Todo lo dejamos hasta el mayor de los tesoros: la inteligencia y experiencia, tomando el viaje de la eternidad con las alforjas deshabitadas de monedas. El único pago que sirve de resarcimiento sea el libro de su vida.

A la mañana siguiente tomé la escasa moneda que mi madre me daba de un bote de zinc que uno de los varios buhoneros iba prestando sus servicios por unas perras gordas.

–Musitó mi madre – No sé ni siquiera si te llegará para tomar el tren pero ya sabes el camino; acuérdate de que por nuestra aldea siempre los peregrino a Santiago nos pedían auxilio y nunca sé lo negamos. Así que la justicia divina te ha de acompañar, hijo.

–Madre no tema, llevo el crucifijo de la abuela Josefa que es para mi mi mejor talismán. ¿Recuerda madre que la abuela siempre decía que Cristo estaba siempre crucificado para que nos acordemos de que seremos redimidos?

–Si, hijo pero ella sabía muchos responsos y eran tantos que cuando acababa sus rezos ya habían transcurrido dos horas, pues ella mezclaba palabras sagradas de de la Torah sin saber bien su significado.

— Musitó la madre, mira Joaquín ¿Por qué no te llevas su libro?

— ¿Qué libro madre?

— El de los siete brazos impresos en sus tapas.

— Madre recuerde que ese libro nunca ha estado bien visto por el cura.

— ¿Acaso no sabe el cura que cristo fue y es judío?

— Joaquín – ¿madre es judío o fue judío?

— ¿Hijo que poca fe tienes no sabes que Cristo vive en los corazones de quienes le oran? Aquella conversación amenazaba con seguir con un gran debate y las prisas por encontrar el edén de hierro en el País de los Vasco me obsesionaban. Tanto, que interrumpí sus jaculatoria y oraciones: que sé puso mi madre a musitar: la abracé a ella y al padre, mi hermano con los ojos llenos de lágrimas; el cual ahora debería de hacer mis tareas en el campo y cuidar los ganados… Luego llegará la primavera y la aira: (parte delantera de la casa donde sé libra el trigo de la paja se llenará de espigas de trigo)

El hombre puede aceptar o no los retos que proporciona la vida. Yo, Joaquín, he crecido entre baños de adversidad y no he perecido ahogado. Pero la resistencia o fuerza que estamos dotados con más o menos energía hay días que se va como la luz de las velas. Y dependiendo de la intensidad de la vida, al final, todos quedamos fundidos por la nada que es en sí misma equivales a la eternidad. Solo pido una eternidad de luz aunque sea en la oquedad de la mina.

 

 

 

 

  1. Antonio Valcárcel Domínguez

 

martes, 4 de octubre de 2022

¡Siempre con la nostalgia a cuesta! De esas que no te hieren ; de esas que no te matan. Es domingo y, aquí en la costa cantábrica no escucho el trinar de un triste gorrión. No son los mismos despertares que en los campos de la estepa Extremeña de Mérida. Ni el zambullirme en las aguas del pantano de Proserpina: una diosa griega en tierras que fueron romanas; que me entregaba amor todos los veranos en lugar de las primaveras.O el despertar en En La Rioja que sin probar sus caldos de vino tinto afrutado, soy feliz con tantos trinos de jolgorio que tienen los gorriones -- entre los ramajes de los árboles--, plataneros. Les abro la fuente de latón de cuyo chorro fresco y cristalino cae el agua cantarina hasta llenar la Cocha Santiagista de hierro colado; a la vera de los fuerte muros de piedra porosa a la que el tiempo, la lluvia y el viento, la dejas orodadas.... Acompañando de las notas de las aves tristes; con sabor en el alma a melancolía, como tenores calentando su voz. Pero, lo que más compungido me queda es el pecho, con las voces de mis hijos en su tierna edad al compás de tañer de las campanas de la gran y espigada iglesia de un pueblo de Extremadura que omito para no destapar, aún más mi morriña.Y aunque mi vida la estoy acostumbrado a que mis fuertes espaldas soporten tantos avatares de medio siglo, sigo caminando y muchos días sin norte.Antonio Valcárcel Escritor en ciernes y poeta del sentimiento



 ¡Siempre con la nostalgia a cuesta! De esas que no te hieren ; de esas que no te matan. Es domingo y, aquí en la costa cantábrica no escucho el trinar de un triste gorrión. No son los mismos despertares que en los campos de la estepa Extremeña en Mérida. Ni el zambullirme en las aguas del pantano de Proserpina: una diosa griega en tierras que fueron del Trajano de Roma; que me entregaba amor todos los veranos en lugar de las primaveras.
O el despertar en En La Rioja que sin probar sus caldos de vino tinto afrutado, soy feliz con tantos trinos de jolgorio que tienen los gorriones -- entre los ramajes de los árboles--, plataneros. Les abro la fuente de latón de cuyo chorro fresco y cristalino cae el agua cantarina hasta llenar la Vieira Santiagista de hierro colado; a la vera de los fuerte muros de piedra porosa a la que el tiempo, la lluvia y el viento, la dejas horodadas.
... Acompañando de las notas de las aves tristes; con sabor en el alma a melancolía, como tenores calentando su voz. Pero, lo que más compungido me queda es el pecho, con las voces de mis hijos en su tierna edad al compás de tañer de las campanas de la gran y espigada iglesia de un pueblo de Extremadura que omito su nombre para no destapar, aún más mi morriña.
Y aunque mi vida la estoy acostumbrado a que mis fuertes espaldas soporten tantos avatares de medio siglo, sigo caminando y muchos días sin norte.
Antonio Valcárcel
Escritor en ciernes y poeta del sentimiento